Hace ya cerca de seis años que la Alpaca y la Vicuña fueron declarados productos banderas del Perú. Sin embargo, se mantiene una situación aparentemente contradictoria en este importante subsector productivo.
Por un lado, instituciones del Estado, como PromPerú y el Ministerio de Comercio y Turismo, promueven en diferentes eventos nacionales e internacionales las bondades de excelencia de la fibra de estas especies nativa de los andes peruanos; y, por otro lado, se ha desactivado el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos – CONACS, que tenia que ver con el aporte del Estado para mejorar la crianza y atender la necesidades sanitarias y de asistencia técnica de los miles de criadores, en su mayoría pequeños (aproximadamente 95%), con un promedio de 100 animales y generalmente, con economías de subsistencia.
Salta a la Vista un desequilibrio en el rol promotor del Estado. Se necesita trabajar muy fuerte en el eslabón mas débil de la cadena, que es la producción animal, que se da en condiciones muy difíciles de aislamiento, con carencia de servicios básicos y con climas y altitudes muy severas. A ello se suman los graves efectos que pueden tener el débil ecosistema altoandino, el cambio climático, con sequías – producto de la escasez de los deshielos en la mayoría de los nevados – o con exceso de lluvias fuera de temporada que provocan mortalidad, especialmente en las crías.