DATOS POSITIVOS DEL COVID-19:
LA CAPA DE OZONO SE ESTÁ ‘CURANDO’

Una experiencia bajo cero que no podras olvidar
Practica desde tiempos ancestrales de captura y esquila de vicuñas silvestres, que se desarrolla en los meses de mayo y setiembre.
Es el más grande glaciar tropical del mundo se encuentra en el centro poblado de Phinaya, Distrito Pitumarca, Región Cusco.
Edificación que data de 1767 y es parte del patrimonio cultural de la Nación y cuenta con hermosas pinturas murales que adornan los muros y el Altar Mayor, lienzos e imágenes escultóricas de santos y vírgenes.
Impresionante lago color verde azulado, considerado paraíso tropical por el espectacular paisaje que posee, ya que está rodeado por inmensas montañas y picos de nevado como (Nevado Janapapunta, Nevado Apucuchu y Misti Chumpe y Q’elca). Esta laguna de origen glaciar tiene una extensión muy grande, abarcando un área de 25 kilómetros y altura de 150 metros.





El chaccu es un legado de los antiguos habitantes del altiplano andino, de tiempos anteriores a los incas. Según los cronistas de la época de las colonias, durante el incanato el Inca ordenaba la realización anual de los chaccus. Se reunían entonces varios ayllus con el fin de coordinar la actividad. Luego realizaban una ceremonia religiosa en la que hacían pagos a la tierra y, finalmente, ejecutaban el arreo de los animales, evitando dañarlos, pues además eran considerados sagrados. Las prendas confeccionadas de la fibra de la vicuña solamente las usaban el Inca y su corte.
El proceso de la captura y esquila de vicuñas mediante el chaku beneficia a las familias campesinas y a las propias vicuñas. Las primeras se benefician de un ingreso adicional, que se suele usar en inversiones de beneficio común. Las vicuñas son a su vez protegidas de los cazadores furtivos, sea por la vigilancia que las comunidades organizan como porque una vez esquiladas carecen de interés comercial. Para asegurar la supervivencia de la vicuña es importante conservar los suelos, los pastos naturales y, en general, los ecosistemas de la punas en los Andes.
Hace ya cerca de seis años que la Alpaca y la Vicuña fueron declarados productos banderas del Perú. Sin embargo, se mantiene una situación aparentemente contradictoria en este importante subsector productivo.
Por un lado, instituciones del Estado, como PromPerú y el Ministerio de Comercio y Turismo, promueven en diferentes eventos nacionales e internacionales las bondades de excelencia de la fibra de estas especies nativa de los andes peruanos; y, por otro lado, se ha desactivado el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos – CONACS, que tenia que ver con el aporte del Estado para mejorar la crianza y atender la necesidades sanitarias y de asistencia técnica de los miles de criadores, en su mayoría pequeños (aproximadamente 95%), con un promedio de 100 animales y generalmente, con economías de subsistencia.
Salta a la Vista un desequilibrio en el rol promotor del Estado. Se necesita trabajar muy fuerte en el eslabón mas débil de la cadena, que es la producción animal, que se da en condiciones muy difíciles de aislamiento, con carencia de servicios básicos y con climas y altitudes muy severas. A ello se suman los graves efectos que pueden tener el débil ecosistema altoandino, el cambio climático, con sequías – producto de la escasez de los deshielos en la mayoría de los nevados – o con exceso de lluvias fuera de temporada que provocan mortalidad, especialmente en las crías.